jueves, 2 de abril de 2009

SELECCION CHILENA

La enorme expectativa que genera la selección nacional de la mano de Marcelo Bielsa -justificada por los números y por el nivel alcanzado en varias jornadas de las eliminatorias- nubla ciertas realidades que deben tenerse en cuenta cuando se juega el paso a un Mundial: los rivales también tienen lo suyo -a veces individualmente bastante más- y, empujados por las mismas ilusiones, pueden emparejar y hasta superar el sólido andar de la Roja.Eso pasó anoche en Ñuñoa porque Chile, atrapado por las circunstancias -una expulsión en el primer tiempo-, enredado en una confusión táctica poco común y, esencialmente, superado futbolísticamente en todo el segundo tiempo, quedó minimizado ante Uruguay y celebrando el empate sin goles como local como si de un triunfo se tratase. Algo que parecía extraño de acuerdo a los momentos que se viven en torno a la selección.

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